El coordinador Mtro. Ray Eliot Schwartz es entrevistado para un artículo sobre educación en danza en la revista Dance Magazine.

CV1_cover_DM0209.prep.qxdEn la edición de Febrero 2009 de la altamente respetada Dance Magazine, en su 80.º edición, el Profesor Schwartz apareció como un destacado experto en un artículo sobre las éticas y el uso del tacto en la Educación de Danza. Sus comentarios contribuyeron a una pieza bien planeada sobre el uso del tacto durante la enseñanza y los correspondientes beneficios y retos que aparecen cuando el tacto es usado sin conciencia y respeto.  

A continuación, una traducción del articulo en español:

Para leer el artículo original ver la revista Dance Magazine, edición de febrero de 2009, pág. 82-83.

 

 


Enseñando sin tocar. ¿el contacto físico se ha hecho taboo aún en clases de danza?

Por: Lea Marshall.

¿Qué pasaría si tuvieras que dar una clase sin nunca tocar a ningún estudiante? ¿Y si tu maestro de danza nunca pusiera su mano en tu espalda para ayudarte a estirar tu espalda? ¿Sería esto una pérdida?

La mayoría de bailarines dirían, “¡Sí, una gran pérdida!”. Pero este se ha convertido en un tema delicado y debe tratarse con cuidado. El tacto puede ser malinterpretado, aún en clases de danza en donde es parte aceptada de la enseñanza. Limites imaginarios pueden existir y solo revelarse a sí mismos si son cruzados. En nuestra sociedad, ¿Cómo pueden los educadores de danza encontrar su camino en un territorio tan potencialmente peligroso?

Ray Eliot Schwartz, coordinador del Departamento de Danza en la Universidad de las Américas Puebla, México; y profesor por mucho tiempo de danza y movimiento corporal en los Estados Unidos; comenta, “A veces empiezo un taller con una conversación acerca del tacto, para hacer un contrato desde el principio que gente estará tocándote. Ellos pueden dar o no dar permiso, debes cuidarte y siempre estar en comunicación.”

Brenda Daniels, asistente del Decano de Danza Contemporánea en la Escuela de Artes de North Carolina, no había pensado acerca del tacto como un problema hasta que vio una clase en la que el maestro hablaba sobre esto. “Pienso que es más fácil para una profesora mujer,” ella dice. “Aunque yo trabajo mucho con la alineación pélvica y levantarse en las piernas, no creo que nunca se haya pasado que el tocar haya sido malinterpretado.”

Daniels y Schwartz, coinciden en que discutir el tacto ayuda, pero también puede causar confusión entre los estudiantes. “Es como una espada de doble filo,” comenta Schwartz, “porque entre mas muestras la posibilidad de lo que puede salir mal, se aumenta el contexto de miedo en el cual la gente piensa que puede equivocarse.”

John Evans, profesor asociado de Danza en Rutgers University, comenta sobre una actitud cambiante hacia tocarse en los últimos 15 años – un incremento en el cuidado, quizás no entre los estudiantes, sino entre los familiares, educadores y la sociedad en general. El enseña lo que él llama “entrenamiento de sensibilidad” a sus estudiantes, especialmente cuando enseña trabajo en parejas. “Trato de que entiendan que cuando se están tocando entre ellos y dirigiendo energía, es como estar pidiendo permiso,” el dice. “No hay ningún momento incómodo al tocarse, o alguna entrada sorpresiva en el contacto”.

Evans siente que el uso del tocar tiene mucho que ver con el estilo enseñanza de cada uno. “Yo enseño en movimientos amplios y estoy interesado en hacer que los estudiantes se muevan a través del espacio y usen su peso,” él dice. “No voy a arreglar las piernas de los estudiantes para arreglar sus passés. Así estarías manipulando y tocando de una manera que se puede interpretar incorrectamente. No creo que el tema surja en mi enseñanza tanto como con un profesor de ballet.”

Denise Bolstad, director administrativo del Pacific Northwest Ballet School, dice que hace 10 a 12 años, el tema parecía como popular en el mundo de la danza. “Todos nos juntábamos y hablábamos de ello, “Oh dios, como estas enseñando ballet sin tocarse” Ahora, ella dice, parece ser que el tacto es una parte importante de las clases de ballet, pero actitudes mas cautelosas han formado la manera en que maestros y alumnos interactúan.

 “Nunca nos reunimos con un estudiante a solas,” dice Bolstad. “Siempre tenemos dos personas disponibles, esa es la política. Nosotros desalentamos a los profesores de llevar a un chico por el pasillo. Todas nuestras conversaciones se dan en el estudio en frente de otros, o las citas se dan un cuarto privado, pero siempre con alguien mas.”

La mayoría de las universidades y conservatorios tienen ahora clausulas sobre acoso sexual en sus políticas de recursos humanos. También lo hacen escuelas de danza, aunque conteniendo pocas palabras en relación al contacto durante clases de danza. La North Carolina School of the Arts, por ejemplo, es guiada por las políticas de recursos humanos de la University of North Carolina, las cuales incluyen una cláusula general sobre “comportamientos potenciales de acoso,” que incluye “contacto innecesario”.

Estar atento y tener cuidado es la mejor política para los profesores de danza. “Cuando tu estas tocando a las personas en clase,” dice Schwartz, “tu estas dirigiendo una variedad de puntos importantes. Uno, por supuesto, es la distribución de poder. Pero al mismo tiempo estas dirigiendo una historia oculta que quizá no tenías idea de que existía.”

Charles Flachs, quién enseña ballet en el Mount Holyoke College in Massachusetts y que también dirige un estudio privado con su esposa, Rose; ha sido testigo que el tacto gatilla la historia oculta. “Yo lo vi en una clase de yoga en donde un profesor estaba tratando de mover a un estudiante y el estudiante tenía algunos problemas sicológicos que el profesor desconocía, fue devastador para él como para el estudiante.” Él fue testigo de un incidente similar cuando su esposa, mientras enseñaba, tocó a un estudiante que no podía soportar el contacto físico.

Debido a la potencial malinterpretación, Flachs escoge no tocar a sus estudiantes mientras enseña. El confía en que un syllabus claro establece un ambiente en donde el estudiante generalmente entiende su lugar y posición en el espacio. A través de la demostración y dirección verbal clara, el puede llevarlos a donde ellos necesitan estar.    

A pesar de los riesgos potenciales, Schwartz enfatiza que el contacto apropiado es una herramienta esencial en la sala de danza: “Yo podría decir que el 60% de los estudiantes de clase son aprendices kinestésicos. Si cortas el contacto físico de la ecuación, estas cortando una gran porción de tu habilidad para activamente entrenar estudiantes. Les da a los estudiantes una experiencia directa de ellos mismos.”

Considerando la remota posibilidad que tocar estudiantes podría ser taboo aún en clases de danza, Daniels comenta, “Es algo que realmente por lo cual me sentiría realmente triste. Es tan maravilloso ser capaz de tocar a alguien en tu clase y ayudarlo a sentir algo, poner tu mano en su hombro cuando puedes decir que están teniendo dificultades con algo.”

Y Schwartz resume su enfoque, que puede servir con una guía útil: “Conversación, permiso, asegurándose de que está a la vista, conociendo el poder de lo que es el tocar y estar siempre preparado para conversar si algo sucede; esas son las practicas en mi enseñanza. Si tu tomas estos pasos básicos, al menos cuando algo suceda, con suerte serás capaz de arreglarlo con un poco de respetabilidad y madurez.”

Lea Marshall enseña danza en la Virginia Commonwealth University y dirige la Ground Zero Dance Company en VA.

http://www.groundzerodance.org/

http://www.dancemagazine.com

http://www.pubinfo.vcu.edu/artweb/Dance/